7. Generating sound on the bassoon: The double reed

La caña doble, o sencillamente también la doble lengüeta, se compone de dos cañas, cuya materia prima proviene de la llamada caña común (Arundo donax), y que oscilan libremente entre ellas. Para producir sonido con una caña, ésta debe estar encajada (haciendo el vacío) entre los labios. Aquí se empujan los labios un poco sobre los dientes, donde el maxilar inferior actúa un poco hacia adentro. Los labios y la cavidad de la boca adoptan la forma para la vocal o.
La interacción de estos componentes es llamada por muchos músicos el ataque.

Arundo donax

Como hemos visto en relación con el tudel acodado, aquí también podemos decir que: ¡Hay cañas y cañas! Cada caña es diferente. Las cañas muy finas por norma general necesitan ser algo trabajadas para que actúen como les gusta o bien necesitan los y las fagotistas. El objetivo aquí es perfilar la caña de tal forma que ofrezca un buen apoyo pero al mismo tiempo se deje soplar sin presión. Fundamentalmente se puede decir que también las que vienen ya terminadas varían constantemente debido a la humedad que adquieren con el uso, y a través de proceso de secado posterior, pero también por su reducido tamaño.

Para la construcción de la boquilla, empezando desde la misma materia prima en crudo, existen diferentes máquinas, herramientas y aparatos de medición. Además de esto se precisan herramientas de trabajo a mano para las filigranas que hay que realizar (si se hace preciso) por ejemplo en una prueba de orquesta. La resistencia de una boquilla es difícil de estimar. Un principiante con cerca de una hora de práctica al día desgasta más lentamente la caña que un músico profesional en una orquesta sinfónica. Muy a grosso modo se podría decir quizás que una caña aguanta aproximadamente unos dos meses. Los y las fagotistas más experimentados se construyen sus propias cañas, lo que es un proceso bastante exigente que necesita cierta práctica. Pero todo el que comience, al inicio de su carrera, no debe concentrarse demasiado en la construcción y perfilado de las cañas, sino que esto es algo que concierne más a su profesor.

Bassoon reed

Nota: Antiguamente (antes de la imposición del sistema Heckel mencionado anteriomente) popularmente se recurría a la tesis de que los fagotistas (y los oboístas) perdían la razón tocando…! Bueno, en fin, no es cuestión de ser alarmistas, porque ni los fagotistas ni los oboístas se vuelven locos tocando, ni padecen ningún otro trastorno. Pero debemos hacer una pequeña aclaración aquí acera de esta tesis:

Antiguamente y debido a la carencia de herramientas efectivas, no era posible terminar las cañas a gusto de uno con la precisión de hoy en día. Lo mismo se puede aplicar a la construcción de los tudeles acodados y de los instrumentos de antaño en general. Todo esto tenía sus consecuencias, y es que las cañas solo se podían trabajar de forma más gruesa y menos perfilada, lo que significaba mayor técnica y mucha mayor presión al soplar para hacerlas sonar. Los intérpretes debían producir mucha más presión de aire para conseguir sonido, y esto de forma permanente. Aquí en comparación exponemos lo que suponía, representado de forma plástica, la deficiente técnica de antes: Respira hondo, y presiona el aire con fuerza a través de unos labios muy poco abiertos. Con ello se produce una concentración de aire hasta los sesos, que producen efectos de mareo en pocos segundos. Así, más o menos, se explica el día a día de los sopladores de doble caña de antaño. Para que estas circunstancias no den lugar a malos entendidos, y para despejar dudas, haremos otra aclaración más:

Los instrumentos de hoy en día se encuentran técnicamente al más alto nivel, y lo mismo pasa con las herramientas para trabajar la caña. Hoy las cañas se trabajan de tal forma, que ofrecen al tiempo un buen apoyo y ninguna presión al soplar.

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