2. El Kit de Batería

Antes de realzar tu primera grabación con los micrófonos que acabas de adquirir, primero echa un vistazo a la batería en sí misma -un mantenimiento deficiente y un kit malo de sonido sonará simplemente así, ¡por muy bien que lo grabes! Antes de poner los micrófonos en cualquier lugar cerca del equipo, comprueba si hay ruidos no deseados, traqueteos o zumbidos de hardware suelto o parches en mal estado y engrasa cualquier pieza que se mueva. Muy a pesar del baterista, un ingeniero ajustará cada tambor para conseguir el mejor sonido posible de la fuente, comprobando lo que un baterista podría pasar por alto, pero un micrófono no. ¿Necesita el bombo amortiguación con una almohada de repuesto o una manta dentro del casco? ¿Es necesario ajustar las afinaciones de la caja y los toms, o amortiguar el exceso de sonido con cinta gaffa? Los bateristas sin experiencia no suelen ser muy buenos con la afinación de su kit -puede que sea bueno que pagues una lección a un buen maestro, sólo para hacer esto- un equipo bien afinado puede marcar más diferencias, que todo el procesamiento que tu ordenador sea capaz de proporcionar después el evento.

Un kit de batería estándar de ‘5 piezas’ por lo general consiste en un bombo, una caja y tres toms, además de un hi-hat, ride y platillos crash. Cada uno es muy diferente en su sonido y función, por lo que adoptando una norma, los ingenieros utilizan un micrófono diferente para cada parte del kit. Otro factor importante a la hora de microfonear un kit de batería, son los soportes –un posicionamiento del micrófono preciso es fundamental, tanto en términos de cómo sonará la fuente, así como si el baterista ¡termina golpeando tu maravillosa adquisición! Así que no vayas a por los soportes más baratos para este tipo de aplicación, ya que con ellos es más difícil hacer ajustes más pequeños, y sus brazos pueden ser propensos a caer con el peso del micrófono.

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