11. Práctica y consejos para la motivación

No es fácil escribir acerca de la motivación, porque naturalmente es algo muy personal, muy individual. Respecto a los músicos, la mayoría persiguen alguna meta, o siguen un modelo, un estilo o un compositor concreto, etc. Y por norma general el día está repleto de obligaciones, actividades, otros Hobbys, por lo que de los buenos propósitos de practicar consecuentemente con el instrumento, a menudo solo queda la mala conciencia. Afortunados son aquellos que simplemente no pueden más que dedicar un par de horas al día al instrumento, que se levantan temprano para practicar, o tras una dura jornada de trabajo, con el apoyo de la familia comprensiva, se pueden tomar el tiempo para mantenerse musicalmente en forma y de alguna manera seguir adelante. Algunos sencillamente no pueden vivir sin música...

Para muchos otros, practicar significa simplemente animarse, desenfundar el instrumento, acallar la mala conciencia y entonces darse cuenta de que realmente es divertido cuando uno se lo ha trabajado, se lo ha tocado todo y además en el fondo no ha sonado nada mal...

Tener el instrumento a mano

Cuando uno se da cuenta de que es uno mismo el que se lo pone difícil para comenzar, y que en el fondo el practicar es algo divertido, se debe plantear la cuestión de si quizás él mismo se está poniendo piedras en el camino. A veces la cosa se soluciona de forma sencilla. Puede ser que ya solo el esfuerzo de desenfundar el instrumento produce el bloqueo. En esos casos a veces es de gran ayuda cuando el instrumento se encuentra en algún lugar al alcance de la mano. Es dejar colgado, tumbado o apoyado el violín, esperando a ser tocado en todo momento. De esta manera incluso cuando solo se tienen un par de minutos libres se pueden interpretar espontáneamente un par de compases, lo que ya está entrenando en alguna medida los dedos y el oído.

En cualquier caso es importante no tratar el instrumento como pieza de exposición de museo, sino más bien como "material de consumo". Y si el instrumento fuera tan valioso que diera un poco de miedo el que se pueda romper algo, o que un pequeño arañazo diera lugar a una catástrofe, entonces para practicar o tocar no proporcionaría la sensación de libertad necesaria.

Entorno o vecinos estresados...

Esto puede ser un problema. Precisamente con un instrumento de cuerda de arco puede pasar bastante tiempo hasta que los tonos comiencen a sonar limpios. Cuando uno en su entorno empieza a tener que acostumbrarse a escuchar comentarios, ya sean verbales o no, del tipo de "la música suena estridente, el violín chirría, los tonos desafinan", o quizás alguien de la familia de forma manifiestamente visible se tapa las orejas, hace comentarios injuriosos como "¡no aprenderás nunca!", etc. Cuando los vecinos de abajo se quejan abiertamente golpeando los techos con el palo de la escoba, los del piso de al lado se empeñan en subir el volumen de la música a tope tan pronto como suena el primer sonido del instrumento - ¡entonces uno seguramente también va a necesitar mantenerse bien firme! Pero lo primero que uno tiene que tener claro es que en un piso, por norma general, está permitido hacer y practicar música. Nadie puede impedirlo. La primera medida es no sentirse coartado. ¡No amedrentarse en ningún momento! Esto no significa que en situaciones concretas no haya que tener ciertas consideraciones con alguien. Pero la actitud general ha de ser el asimilar que se tiene derecho a tocar música, ¡sin importar lo buena o lo mala que le suene al prójimo! Y también es importante, a pesar de todos los comentarios negativos procedentes el entorno, no comenzar a cuestionarse uno mismo. De modo que adelante, a tocar y a practicar sin que nada ni nadie suponga el más mínimo obstáculo.

¿Es decisivo el talento?

En todas partes se ha extendido el fenómeno de la eterna cuestión acerca del talento. ¿Tengo yo, o mi hijo, el talento suficiente? ¿Estaré a la altura? ¿No será demasiado difícil? Debemos pensar primero si esto nos llevará a algún sitio, etc. Naturalmente existen virtuosos, músicos con un gran talento que, probablemente, no alcanzaremos jamás. Pero el cuestionarse solo por eso el si uno será capaz de aprender a tocar un instrumento es completamente superfluo. Por lo tanto el primer paso debe ser confiar, eventualmente con la ayuda de un profesor, en que se va a alcanzar un cierto nivel con el que poder hacer música y divertirse tocando con otros músicos. De modo que hay que animarse a comenzar, buscarse un profesor, hacerse con un instrumento y, paso a paso, adentrarse en el mundo de la música.

Eliminar prejuicios.

Se debe sobre todo evitar el caer en los convencionalismos como el de "aprender a leer partituras es muy complicado" entre otros. ¿Por qué realmente? Quizás tarda un poco hasta que uno lo domina, ¿pero cuántas horas dedica una persona a aprender a leer o escribir? Naturalmente las notas son un poco liosas a primera vista, porque a diferencia que la escritura, las notas se diferencias menos entre ellas que las letras. Pero si millones de niños y adultos han aprendido a leer partituras, por qué no las vas a poder aprender tú?

Plantearse metas realistas

"Cuando no se tiene ninguna meta, uno no puede perderse - pero tampoco llegar a ningún lugar"...

Aprender a tocar un instrumento, realmente es una historia interminable. Los niños y los jóvenes tienen a veces la ventaja de no hacerse ningún planteamiento al respecto, sino que sencillamente aprenden lo que reciben en el colegio o en las clases particulares. Para los adultos a menudo es algo diferente. La mayoría de ellos saben exactamente lo que desean aprender, qué orientación de estilo, qué piezas, etc.

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Y entonces también la mayoría (a veces en secreto) tienen algún objetivo con el que sueñan, y que seguramente nunca alcanzarán. Pero estas metas, estas visiones, estos sueños también son importantes y tienen su razón de ser. Porque muchas veces son los ejemplos, las estrellas, los genios, los que al fin y al cabo aportan la motivación. Solo hay que tener claro que quizás no serán más que eso, sueños... Es bueno plantearse metas realistas, eventualmente derivando en metas seccionadas entre intermedias y lejanas. ¿Qué es lo que me gustaría alcanzar en un año? Este espacio de tiempo es relativamente abarcable. ¿Dónde quiero estar en 5 años? ¿Adónde se desea llegar?

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