2. Visión general

¿Qué hace una etapa de amplificación? Realmente se podría resumir ahora mismo en una sola palabra - ¡VOLUMEN! Una respuesta algo más completa sería que, una etapa de potencia se encarga de multiplicar en varias veces los valores de fuerza y constancia de la relativamente debil señal eléctrica que proviene de la mesa de mezclas (posiblemente encontraremos también en medio un filtro o separador de frecuencias), para proporcionar los niveles necesarios con los que los altavoces puedan trabajar. Aquí por tanto estamos hablando de potencia. Cuánta potencia (y en qué calidad) o bien cuánto rendimiento, son cuestiones que dependen de la naturaleza de la etapa y de su ámbito de uso.

En este punto queremos primero advertir que en esta guía online vamos a tratar con etapas o amplificadores de PA, es decir, dedicadas a la sonorización de eventos en vivo en espacios de mayores o menores dimensiones. En los sectores dedicados al HiFi y los estudios de grabación los criterios van a ser diferentes.

Básicamente esto es lo que rige: La etapa más óptima tendría una alta potencia con un peso comedido, medidas reducidas y bajo consumo. Cuanto mayor sea su grado de eficiencia menor será su generación de calor, entre otros efectos indeseados. A propósito del peso - naturalmente que el equipo destinado a los escenarios debe ser lo más fácil de transportar posible. Resolver esta problemática es bastante más difícil que obtener un buen sonido. El peso es muy dependiente del transformador de tensión y de los necesarios medios de refrigeración del sistema.

Lo que no es tan difícil de resolver y por otro lado resulta decisivo, es el sonido. A nivel sonoro la etapa de potencia no tiene una gran influencia en el sonido general. Las eventuales irregularidades en el espectro de frecuencias las puede equilibrar fácilmente un ecualizador, por poner un ejemplo. Una mucho mayor influencia en el sonido presentan lo altavoces - y ya que la etapa está conectada directamente a ellos, tendrá que lidiar con sus particularidades. Porque ellos quieren ser servidos, según qué tensión y frecuencia, con diferentes tipos de corriente, a veces incluso con desvergonzados desplazamientos de fase. A todo esto hay que añadir que les gusta reenviar a la etapa parte de la energía almacenada en las membranas en movimiento y en los separadores de frecuencia. Esto es lo que hace más duro el trabajo de la etapa de amplificación, y lo que diferencia entre las buenas y menos buenas etapas.

Una buena etapa de amplificación debe ser muy rápida, también estando sometida a una gran carga, y además sin distorsionar ni alcanzar sus límites antes de tiempo. Al mismo tiempo debe poder absorber sim problemas la energía reenviada por los altavoces para poder mantenerlos bajo control. La capacidad de transmisión de tensión, la linealidad, la rapidez y el un factor de amortiguamiento alto son valores exigidos aquí. Los requisitos para esto pasan por fuertes transformadores de grandes dimensiones, niveles de salida sobredimensionados y la menor electrónica posible en la ruta de señal.

El factor de amortiguamiento que disponen los bornes del altavoz, no depende exclusivamente de la etapa. También los cables empleados aportan su contribución. Aquí la norma es: Cuanto más cortos mejor.

Muchas de las dudas que aparecen ante la compra de una etapa de potencia provienen de problemas que presentaban las etapas en la década de los años 70s. Con los componentes disponibles en la época era en parte muy difícil construir etapas de amplificación sólidas y con un alto rendimiento. Hoy en día esto ha cambiado, y la necesaria técnica de circuitos ya es dominada por todos los fabricantes serios del sector. No obstante hay algunos puntos que deben ser tenidos en cuenta, y que van a influir en gran medida sobre el precio final de una etapa de potencia.

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