9. El fagot y su carácter sonoro

Aquí llegamos al punto que, dejando a un lado su aspecto, lo hace tan especial ... su sonido y su timbre. Pero lo especial en el fagot se basa en la reciprocidad. Porque es primero el músico, al que atrapa su cálida sonoridad, el que hace de este instrumento algo especial - y de forma opuesta, el fagot otorga también el estatus de especial a sus interpretes. Sí, los fagotistas siguen siendo todavía hoy algo exótico, y el sonido de un fagot, por el tono burlesco que puede adoptar, es capaz de extraer a la mayoría de oyentes una divertida sonrisa, hablemos pues del sonido y el timbre del fagot:

El sonido de este instrumento recuerda mucho a nuestra vocal „o“. ¡Pero el sonido del fagot no es siempre el mismo! Algunos instrumentistas prefieren un sonido redondo y cálido, mientras otros más bien optan por un sonido algo más claro y ligeramente nasal. Por eso no es raro que cuando se va a ocupar una nueva plaza libre en una orquesta sinfónica para el fagot, se deban contrastar criterios acerca de cómo debe ser la tonalidad del fagot, ya que un instrumentista „claro“ no encajará bien en un grupo orquestal „oscuro“, y viceversa.

La tonalidad del fagot es muy flexible, y varía en las octavas quizás algo más que otros instrumentos de viento.

En los graves (aproximadamente contra Sib y fa), en Fortissimo, el fagot proporciona un sonido muy crudo a madera, algo que la oscilación de la caña deja reconocer claramente. Este sonido suele emplearse más bien en grandes sinfonías románticas. Si se aplican tonos graves en Pianissimo, se obtiene un suave y sedoso ronroneo, que por ejemplo puede reproducir desde una línea de graves moderada hasta una escena algo amenazadora. Este rango de sonidos, en cualquier caso, nunca es desagradable o borroso, sino que en cada nivel de volumen mantiene su clara presencia.

En los registros medios, (aprox. Fa menor hasta Do1) el fagot genera esa sonoridad que es tan similar a nuestra vocal o. En estos registros presenta el fagot su sonido más típico y reconocible en general, que encaja de forma excelente, entre otras cosas, en los pasajes de solos melancólicos, como también en interesantes pasajes rítmicos (Staccato). Esta sonoridad permite igualmente, y especialmente en la orquesta, el perfilado de líneas de bajo (contrabajo, chelo unisono). El sonido del fagot aporta aquí con esto esa sonoridad algo bronca pero sabrosa a las cuerdas graves, que hacen resaltar esos elementos broncos algo más transparentes y suaves. En los pasajes Staccato / Pizzicato del mismo grupo de instrumentos, el fagot aporta a los tonos cortos una presencia clara.

En los registros agudos (aprox. Do-1 a Do-2) el fagot varía su típico sonido algo silbado. El sonido se torna algo más delgado y afilado, lo que no deja de ser una ventaja en pasajes de solos. Se podría decir que el registro agudo del fagot está en la transición al corno inglés, o al más grave oboe. De la misma forma que el fagot no ha encontrado su espacio en la música ligera, por el contrario dentro de la orquesta sinfónica es un auténtico as. El carácter de su sonido se mezcla con los demás grupos de instrumentos como apenas ningún otro instrumento. Él proporciona siempre, gracias a su registro baritonal, una sonoridad llega y agradable, cuyo timbre es realmente inconfundible.

Conclusión: El fagot, gracias a su sonoridad y a su timbre, demuestra su habilidad como instrumento solista hasta en el Basso Continuo.
Dentro de los instrumentos de viento madera el fagot es el instrumento más grave, y por eso si se emplea en un doble reparto, el primer fagot cubre los registros medios hasta los agudos, y el segundo fagot los graves hasta los registros medios.

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