4. Cómo suena
La música puede resultar molesta a veces, si se la relaciona con el ruido. (Wilhelm Busch)
Difícil de creer: La presión sonora de una trompeta en el oído puede elevarse hasta los 140 decibelios, superando así al arranque de un reactor. Naturalmente esto no significa que en una trompeta se debe hacer soplar el tubo plenamente. Diferentes y fascinantes tonos pueden templar el sonido en el arqueado tubo de latón.
La completa sección de trompeta de una Bigband es algo realmente vibrante, las trompetas de Aida suenan triunfales, las baladas sentimentales de un Chet Baker o Till Brönner llegan directas al corazón del oyente con suaves y susurrantes sonidos.
Timbres
Esta flexibilidad de sonidos de la trompeta la predestina como instrumento de transporte de melodía en diferentes estilos de música. Las trompetas de Johann Sebastian Bach representan melodías heroicas y divinas, mientras que en en las marchas militares las trompetas imponen en cualquier pasacalle. La forma de tocar es decisiva para el sonido. Mientras en la música clásica se ha acuñado como estándar ideal un sonido limpio, en el Jazz se reclama un sonido personal e individual. De esta forma se reconoce con tan solo un par de notas, incluso por oyentes no especializados, el estilo y la expresividad de Louis Armstrong, Miles Davis o Dizzy Gillespie.
Instrumentos emparentados
Hay muchos músicos que para conseguir sonidos con un carácter especial recurren a instrumentos emparentados con la trompeta como el fiscorno o la corneta. En el género instrumental de las trompas cubren su parcela con su forma más cónica y un sonido algo más suave que el de la trompeta.
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