2. Historia del corno o trompa

Los primeros sonidos de los cornos provienen de oscuros tiempos remotos. El corno obtiene su nombre de su forma originaria: El cuerno animal.

Junto con los tambores, figura la trompa como uno de los instrumentos más antiguos del mundo. Se trataría inicialmente de los cuernos del grupo animal de los llamados cavicornios (bóvidos, búfalos, cabras, etc.).

Cabra montesa (fuente: www.beatenbergbilder.ch)

Al cuerno se le perforaba el extremo de la punta (end-blown) o se le practicaba un agujero en un lado (side-blown), para poder extraer sonidos. Junto a esos cuernos también se utilizaban colmillos, tallos cilíndricos de plantas marinas braseadas, conchas de caracol o marinas.

Usada como instrumento de señal, se procedía de igual forma que en los modernos instrumentos de viento. Con los labios tensionados se hacía vibrar el tubo arqueado, aplicando de forma inconsciente las normas naturales físicas-acústicas siempre vigentes. El resultado era un sonido en el que su tonalidad aguda o grave, su duración y su intensidad, dependían de la tensión de los labios y la fuerza de los pulmones del intérprete.

Desde cornamentas de vacas indias hasta el antiguo Schofar judía, el curvado cuerno sirvió con sus rítmicos y melódicos sonidos sobre todo para su uso en ceremonias y rituales. Las primeras ilustraciones de cuernos en metal datan de 1600 a.C. y fueron descubiertas en el viejo Oriente.

Al ser utilizadas también con fines de caza y aprovechando los cazadores las diferentes afinaciones de los distintos cuernos, fueron siendo incorporadas cada vez más como instrumento de viento por compositores del Barroco tardío. Como trompa estirada en dos círculos y medio y de al menos siete pies de largo, se produjo a principios del siglo 18 una transición desde medidas delgadas a pronunciadamente cónicas, con terminación de campana de bastante mayor diámetro y boquillas con copas más pronunciadas. La incorporación de una bomba de afinación permitió posteriormente cambiar la afinación, ampliando su espacio de interpretación. Para poder tocar también semitonos cromáticos o bien diatónicos individuales, se desarrolló la llamada técnica de amortiguación, que significó la integración de la mano derecha para jugar con la campana del instrumento, produciendo así su característico sonido cálido, oscuro. No obstante no se pudo conseguir otorgar el completo tono cromático natural del cuerno. Al menos hasta la invención de las válvulas a mediados del siglo 18. Primero se montaron solo dos válvulas. La primera válvula disminuía el tono natural en un tono completo, la segunda en medio. Después el constructor de instrumentos Sattler de Leipzig introdujo una tercera válvula, que bajaba el tono en un tono y medio.

Un sonido continuado en los diferentes tipos de tono y la libertad de los tonos cromáticos dieron a la trompa mayor capacidad de expresión en su aplicación orquestal. El instrumento universal, en su mayoría con afinación en Fa, requería así también el necesario transporte para extraer todas las voces. Incluso compositores como Wagner y Verdi realizaron la notación como siempre de diferentes voces de trompa, que exigían una constante transposición a los intérpretes. El amortiguamiento de las trompas que hasta entonces tuvo que lidiar con la imperfección de los cuernos naturales, es hoy con el desarrollo de las válvulas una una característica del sonido típico de la trompa y se ha convertido en un método especial para generar efectos de sonido y ecos.

Encontrarás más acerca de esto en el capitulo dedicado a las posibilidades de sonido de las trompas.

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